viernes, marzo 17, 2006

¿Cómo comunicarme contigo?

Qué palabras, qué brillo de la mirada, qué elocuencia de las manos, qué desborde de mi piel te hará manifiesto lo que soy, te invitará a confidenciarnos lo que hubiese y hubiésemos querido ser: cómo, si la confesión se nubla en los ojos, si las manos casi de suyo se crispan, y el cuerpo no danza, y la palabra es un don aciago. Ilusión, entonces.

Pues los mensajes recorren sendas sinuosas y jamás dan con el destinatario preciso en el instante preciso. Todo lo que proferimos es incierto y los sentidos, como niños malcriados, desordenadamente juegan a la sombra de las palabras. Y parece que sólo por el malentendido nos mantenemos en vilo. Y sin embargo, cada temblor de mi voz y de mi cuerpo, incluso el que se disimula en estos trazos que parecen firmes, me acusa y me delata: promulga, a pesar de mí y de ti, un secreto, que es el secreto de toda comunicación: el misterio de la existencia compartida, el secreto de estar en común.


Pablo Oyarzun Robles, Filósofo, Decano Facultad de Artes, Universidad de Chile